¿Vieja quién, yo?

¿Escondiendo tu edad?

A mis 27 años he escuchado muchas frases, relacionadas con los famosos ¨ta¨ ( los 30) incluso jóvenes que tienen la misma edad que yo, hacen comentarios irónicos sobre el tema. Algunos comentarios me resultan jocosos y mentiría si digo que no me han hecho pensar.

Hay una frase que me llama la atención mucho: dicen que después de los 30 las mujeres no revelan su edad. Me choca eso ¿Por qué razón debería ocultar mis años, si estoy feliz con ellos?

 

Si los años vienen de Dios… ¿Por qué ocultarlos?

Quejarse del rastro que dejan los años en nuestro cuerpo, hasta llegar al punto de avergonzarnos de la edad que tenemos, demuestra rechazo ante un regalo del dador de la vida, quien nos prolonga los días como promesa por nuestra obediencia, entonces ¿Como podría ser pesado o traernos tristeza algo que viene de Dios? (Efesios 6:1-3).

Toma unos minutos para examinar la actitud que tienes ante los años de vida que Dios te ha dado.

  • ¿Que pensamientos llegan a tu mente cuando estas frente al espejo

  • ¿Piensas que no has alcanzado nada y solo te pones vieja?

  • ¿Abrigas en tu corazón miedo a los años de vejez?

Te invito a que veas los años de vida como lo que realmente son: un regalo de nuestro padre celestial y que en lugar de preocuparte de como te pasan los años aquí en la tierra, comiences a pensar en lo que haces para complacer a quien te ofrece eternidad plena.

Quiero, en lugar de escuchar quejas y esas preguntas que vienen de un corazón inseguro , medites en lo siguiente ¿Qué hacer para alcanzar madurez espiritual? ¿Qué debes hacer para renovar tu interior?

Con esto no quiero que transmitir que solo es necesario cuidar el interior, pues nuestro cuerpo es templo del espíritu, debemos cuidar nuestro cuerpo y nuestro espíritu de igual manera.

Pero si quiero que seamos sinceras en cuanto a nuestro enfoque. Si el hecho de que envejecemos nos quita el gozo que debería producir el estar vivas, es porque no tenemos nuestros ojos en Cristo. Perdimos de vista la importancia que tiene el madurar y cuidar de forma integral nuestro físico y nuestro espíritu.

Es tiempo de poner nuestros ojos en lo incorruptible y ver las canas como una corona de honra.

En lugar de cremas y bisturí para corregir nuestro rostro debemos reparar de donde nace la vida: el corazón. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de el mana la vida. (Proverbios 4:23) Demos gloria a Dios, quien es grande en misericordia, nuestro creador, nuestro Señor y exaltemos la obra de sus manos día a día.

David, (en el Salmo 37: 25) nos da ejemplo de como se deleitaba viendo la misericordia de Dios desde su juventud, hasta su vejes. Al leer el versículo no es difícil percibir lo seguro que estaba de que Dios no desampara al justo ni lo deja mendigar.

Nosotras al igual que David vemos la mano de Dios en cada minuto que vivimos, fuimos creadas para dar gloria a Dios y nuestro deleite esta en dar gloria a su nombre cada día, el deleite de nuestros años está en vivirlos para la gloria de quien nos creó, sin importar la etapa en que nos encontremos. ( Isaías 43:7)

De modo que los ¨ta¨ no son una excusa para rendirnos, ni son el limite de nuestra vida productiva y feliz.

El ejemplo de Caleb

En Josué 14: 6-14  vemos el ejemplo de Caleb, quien a sus 40 años recibió una promesa que reclamó 45 años más tarde. Caleb no se enfrentaba a algo fácil, pero él decía tener la misma fuerza que cuando era joven.

¿Te has preguntado de dónde saca un hombre de 85 años esta fuerza que decía tener? ¿Sería fruto de una buena rutina física? ¿O era cuestión de genética?

El versículo 12 nos da la clave. Confiaba en que si Jehová estaba con él tendría la victoria. En el versículo 14 vemos que Caleb recibió su heredad por cuanto había seguido fielmente a Jehová.

Pensemos por un momento

Es tiempo de dejar la forma vana de ver nuestra edad y los años como algo que no deja frutos, debemos disponer nuestro corazón a creer las promesas de Dios y rendirnos a su voluntad para nuestras vidas.

Salmos 92: 12-15  Dice que el justo florecerá como la palmera y que aun en su vejez estará vigoroso y verde, pero este vigor será resultado de estar plantado en la casa de Jehová.

Estas promesas se cumplirán en nosotras para anunciar que Jehová es nuestra fortaleza y que no hay en él injusticia. Lo que hagamos con nuestros años fuera de esto, estará lejos de producirnos el gozo y la satisfacción que tanto buscamos en la fórmula de la eterna juventud.

Así que hoy en lugar de mirarte en el espejo refléjate en la palabra, busca quien rejuvenece como el águila y quien hermosea tu rostro por el gozo que produce en tu corazón.

Que sea nuestra oración; invertir nuestros días en el Señor y que él nos enseñe a contar nuestros días de modo que traigamos al corazón  sabiduría. (Salmos 9:12)

Escrito por: Ibi García.

San Francisco, República Dominicana

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