Hace una semanas iniciamos con una miniserie sobre la mujer virtuosa (valiosa). Hablamos sobre cómo esta mujer puede parecernos irreal, difícil de imitar, pero que podemos ir cultivando poco a poco estas características en nuestras vidas sin morir en el intento.
¿Quién podrá encontrar una esposa virtuosa y capaz? Es más preciosa que los rubíes. Su marido puede confiar en ella, y ella le enriquecerá en gran manera la vida. Esa mujer le hace bien y no mal, todos los días de su vida.
Proverbios 31:10
Cada vez que leía este versículo me asaltaba la pregunta: ¿Por qué comparar a esta mujer con un rubí? ¿Qué tiene esta piedra especial?
Lo cierto es que el rubí es una de las piedras preciosas de color más valiosas, tiene una dureza 9 y un color rojo vítreo. se llamaba piedra del sol y por tanto se ha considerado una piedra de protección que acompaña y ayudaba a quien la portara. Era en la antigüedad, el rey de las piedras preciosas.
Se cree que esta piedra nos hace revivir, rejuvenecer. Nos hace más activos, productivos, valerosos, impulsivos y espontáneos.
Los depósitos más importantes de rubí están en Afganistán, Camboya, China, India, Kenia y Madagascar. El corindón (rubí) es un mineral relativamente escaso, que aparece en rocas ricas de aluminio. Que el texto afirme que encontrar una esposa virtuosa y capaz sea más preciosa que los rubíes dice mucho, pues nos recuerda que no será fácil de hallar.
No se, lo que sí se es, que este tipo de mujer es escaso. No es común encontrar una mujer que tenga las características que se mencionan a continuación, pero la clave de todo es temer a Jehová: obedecer y seguirle.
1- Confianza: Su marido puede confiar en ella y ella enriquecerá en gran manera la vida. Confianza es lo que irradia esta mujer. ¿Es tan difícil para un hombre confiar en alguien? Si, para el hombre es difícil mostrarse vulnerable; es difícil hablar de los rincones más oscuros de su corazón. Aquello que lo entristece, que lo hace llorar… etc.
El hombre está codificado para ser una roca, ser fuerte, impenetrable. Está mujer de carácter noble, le da a él la confianza de que sea lo que sea que suceda, ella no saldrá a divulgar el secreto. No se burlará de él a sus espaldas y tampoco lo ridiculizara.
2- Enriquecerá en gran manera su vida: y ella le enriquecerá en gran manera la vida. Es una mujer que trae bendición, que con sus virtudes enriquece mucho más la vida de su compañero, y lo hace grandemente. ¿Es difícil encontrar a alguien que añada más valor a nuestras vidas? Alguien que enriquece: Te ayuda a crecer, ama a pesar de nuestras fallas, Su vida está escondida en Cristo, es sabia, No vela solo por lo suyo propio, es humilde, es de corazón enseñable, sirve más no busca que le sirvan.
3- Le hace bien y no mal: Es una mujer que le da confianza al hombre y le enriquece, pero sobretodo le hace bien todos los días de su vida. ¿Qué implica esto? Vela por el bienestar del otro: lo cuida, lo protege, se asegura de que todo esté en orden para su beneficio. Corrige y exhorta con amor. Es una mujer sabia por lo que ella conoce y sabe discernir el momento adecuado para decir las cosas y sabe también cómo decirlas.
Comienza por temer y obedecer a Dios, honra a tus padres y trabaja en ti para que los valores que atesores sean conforme a los valores del reino (honestidad, confianza, servicio, amor, ) que El fruto del espíritu sea evidente. Este punto lo resumiré citando Gálatas 5:16-26
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, pero cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés.
Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios.
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros.
Dejemos que el Espíritu nos guíe a toda verdad, que la palabra de Dios more en abundancia en nosotros; mientras lo hacemos, el temor y la obediencia a nuestro Dios será más natural. El moldeará Su carácter en nosotras y seremos mujeres virtuosas que buscan bendecir y enriquecer la vida de otros.