¡Ahora Veo! Señales de una Vida Transformada.

Vivimos en una época donde, en muchos países, afirmar "Soy Cristiano" es celebrado, aplaudido y bien visto. Muchos pueden profesar libremente haber tenido un encuentro personal con Dios; dicen que ahora sí están satisfechos y plenos, algo nunca experimentado. El asunto es, que también muchos de ellos, viven una vida desordenada, contraria a lo que Dios mismo ha dicho en Su Palabra. Entonces ¿A quién le creo?

Pero él respondió: «Si es pecador, no lo sé; lo que sí sé, es que yo era ciego y ahora veo.»

Juan 9:25

Mientras leía el capítulo 9 del libro de Juan y observaba la actitud de este ciego, contrarrestada con la de los fariseos no pude evitar evaluar mi propia vida. Te pondré en contexto, pero te recomiendo sacar unos minutos para leer este hermoso pasaje.

Un ciego de nacimiento recobra la vista.

En este pasaje, se relata un milagro extraordinario; Jesús le regresa la vista a un mendigo que estaba sentado en la puerta del templo. ¿Por qué era esto especial? Pues, resulta que este hombre era ciego de nacimiento. El milagro causó tanto revuelo entre los Fariseos, porque según la tradición, un pecador no tenía el poder para sanar a alguien que había nacido con esta condición. Para estos, nacer con una discapacidad como la ceguera, era un castigo de Dios por su pecado o el de algún familiar (por ejemplo sus padres). Por si todo esto era poco, Jesús hizo el milagro un día de reposo.

Sus discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?» Jesús respondió: «No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras de Dios se manifiesten en él.

Juan 9:2-3

No pasó mucho tiempo para que los Fariseos notaran lo que había sucedido: Un milagro, en día de reposo, por un pecador que hizo que otro pecador recobrara la vista. El alboroto era inminente.

Quién era, no soy.

A pesar del revuelo y los cuestionamientos de los Fariseos, el ciego entendió claramente lo que había sucedido: "Si es pecador, no lo sé; lo que sí sé, es que yo era ciego y ahora veo". No estaba interesado en responder las preguntas necias e incrédulas de los fariseos, el sabía que un poder sobrenatural había sido usado y que ahora podía ver sin problemas.

Señales de una vida transformada.

Ahora que más o menos conoces el contexto, quiero nos detengamos a evaluar la actitud de ciego, y cómo esto evidencia que un encuentro con Dios transforma.

1. Habla con claridad sobre su transformación.

El ciego no titubea a la hora de hablar de lo que había sucedido, tampoco busca ser el mas elocuente. Habla con claridad de quién era, cómo fue sanado y del resultado final. ¿Con qué frecuencia hablamos a otros de nuestra transformación? ¿Qué tan claro lo decimos?.

2. Reconoce que Jesús fue quién le sanó y no teme hacerlo.

Los fariseos preguntaban una y otra vez ¿Cómo sucedió esto? ¿Quién fue que lo hizo? ¿De verdad naciste ciego? Nuestro protagonista no dudó en responder con verdad estas preguntas, pero tampoco dudó en decir que Jesús fue quién le sanó. Nosotros tampoco deberíamos dudar.

Algo que sucede cuando somos transformados por Jesús es, que reconocemos nuestra condición de pecadores malvados; gente que iba camino a la perdición y que por gracia fue sacada del lodo cenagoso. Entender que somos pecadores es la clave para dejarnos transformar por la verdad de Cristo. El vino a sanar enfermos, no a sanos.

Jesús les respondió: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, como dicen que ven, su pecado permanece.»

Juan 9:41

3. Adora a quien merece adoración.

El ciego fue expulsado de la sinagoga por los Fariseos, el reconoció el poder que venía de Jesús y los Fariseos no soportaron escucharle. Luego de esto, Jesús se encuentra una vez más con el y le hace una pregunta clave ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Jesús se revela a este hombre como el Hijo de Dios, el no pudo hacer otra cosa, más que adorarle.

Cuando tenemos un encuentro personal con Cristo, nuestras vidas cambian totalmente. No podemos vivir como antes, pues hemos experimentado en carne propia la transformación, pero también, no podemos vivir alejados de la fuente: Cristo.

Volviendo al inicio.

¿Es posible tener una relación estrecha con Dios y vivir contrario a lo que dice su palabra? NO, no es posible. Pues su palabra es nuestro manual de vida, es en ella donde encontramos instrucciones. En la biblia Dios nos dejó plasmado Su plan redentor y salvador.

Si estoy viviendo contrario a la biblia y aun digo ser cristiano; entonces no sé que es ser cristiano y lo que estoy leyendo no es la biblia.

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